... Miserable manto que envuelves la vida, dime quién ha mandado a que raptes a esa alegre niña… la noche se volvió fría cuando las campanadas anunciaron su partida, y el alma fue azotaba por la cruel noticia… No rías por el triunfo, malévola sombra, que mientras males acarreabas, las semillas de su amor anidaron en la fértil tierra, y se prepararon para dar frutos, los que tarde o temprano se convertirán en su merecida ofrenda…