miércoles, 14 de octubre de 2009

Capítulo 4


Comencé a caminar lentamente, ya que mis pies parecían encontrarse atrapados en algún tipo de cemento, lo que hizo que tardara mucho tiempo en poder recorrer la poca distancia que me separaba de mi nuevo hogar.

El automóvil se encontraba más allá del alcance de mi visión, pero yo continuaba ensimismada en la verborragia de pensamientos que la situación había desencadenado. ¿Quién era ese misterioso hombre que se entrañaba en mis sueños? ¿o era yo intrusa en su descanso? Comprendo que es poco factible soñar reiteradas veces con una persona desconocida, pero ¿y si no es un sueño y es una premonición? Y aquí la pregunta sería ¿premonición de qué? Porque al fin y al cabo, no sucedía nada. ¿Será que es mi don desconocido? Y si es así ¿por qué él y no otro? Debía detenerme, no conseguiría nada dando vueltas por el infinito.

Estando ya en el umbral de la casa, decidí dejar mis pertenencias a un lado y recostarme en la suave y fresca hierba. Cerré los ojos, como queriendo desprenderme del mundo. Una dieta de pensamientos no me vendría nada mal, pero como de costumbre me resultó imposible, un tinte de tristeza empañó el encanto de la noche y los recuerdos de mi antigua vida acudieron precipitadamente. Maldito Cronos que permitiste que el tiempo me roce, hubiera preferido quedarme en mis años de niña, donde la felicidad era mi alimento, aunque debo reconocer que no sería justo para el destino tener que deshacer la intrincada trama de mi vida.

El pasto que me rodeaba crujió cuando alguien se recostó a mi lado. ¿quién sería mi inoportuna compañía? Al abrir los ojos, encontré a León que me contemplaba con expresión dubitativa, seguramente se debatía entre considerarme una desquiciada o una antisocial por estar allí tendida. Mientras me rodeaba con el brazo y me acercaba hacia él, dijo:

- Es difícil, pero te vas a poder recuperar, yo te voy a cuidar – no es común pero por el tono en que se expresó, se notaba que sabía de lo que estaba hablando. Qué egoísta había sido, sólo había pensado en mí y nunca se me había ocurrido que tal vez los demás me necesitaban. Comprenderlo me hizo sentir una basura.

- Lo sé, pero en este momento siento que estoy perdida - expresé de forma entrecortada.

- No se si te sirva, pero ninguno de los que estamos llegamos con una sonrisa en los labios, ¿o cómo crees que obtuvimos la bendición del todopoderoso? - dijo con su habitual sonrisa que denotaba tristeza, y lograba que quisiera con todo mi ser absorber totalmente su angustia.

- La verdad es que no me había puesto a pensar al respecto, en general tengo buenos sentimientos y no suelo ser tan egoísta - ¿por qué cuando uno tiene problemas, parece que fueran los más difíciles de resolver y supone que nadie en el mundo sabe lo que es pasar por una situación así? Luego surgen las comparaciones que aumentan aún más el tormento, ¿cómo me puedo poner de esta manera por algo de mínima importancia siendo que otras personas tienen problemas realmente alarmantes? Pero lo importante es que después de años de pesar había aprendido que tanto las comparaciones como sobredimensionar los problemas es malo, me llevan al fondo del lago para que las algas y el pútrido fango me atrapen y no pueda salir a flote. ¡Ahora sí!, si quería cambiar, debía concluir la reflexión que había brotado al darme cuenta lo poca persona que era y volver a la realidad.

- ¿Por qué nos eligió a nosotros y no a otros? - fue la pregunta que resonó a través de mi boca y mi mente no pudo parar.

- Él no nos eligió, nosotros fuimos los que lo elegimos – afirmó con seguridad, y luego continuó diciendo.

- Existe un mal juego en donde el premio es el alma. Cuando te encontrás en una situación límite, el ser supremo te deja optar entre el bien y el mal, entre el amor o el odio, entre seguirlo a él o dejarte llevar por el príncipe de las tinieblas y si en vez de optar por lo oscuro le pides su ayuda y le entregas tu vida, él valora tu alma y te rescata volviéndote un guardián - Ok, eso resultó muy revelador, pero recordaba ciertas palabras de aquella noche que me hacían pensar que algo más había contribuido a mi actual situación.

- Gracias por tratar de aliviarme – es descortés cambiar tan abruptamente de tema y sobretodo cuando él trataba que me sintiera mejor. Mi estado de ánimo había mejorado y la seguridad que me transmitían sus palabras era inexplicable, estando con él podía afrontar cualquier cosa, era intocable, fuerte… mmm fuerte, ¡eso era! Una teoría se formo en mi mente: aunque en ciertas circunstancias León podía canalizar su don, la mayoría del tiempo la fuerza era incontrolable y se desbordaba y lo mismo pasaba con Alegra.

- No fue nada pequeña, y ¿qué dices si entramos a la casa? Porque ya es hora de la cena y el estómago me hace ruidos – Si bien me encantaba cómo sus castaños ojos brillaban en la oscuridad, no dejaría de lado que me había llamado nuevamente pequeña, ¿cuándo entenderá este hombre que sólo me lleva unos pocos años? ¡soy una mujer, no una niña!.

Nos pusimos de pié, recogí mis pertenencias y al entrar nos dirigimos al comedor en donde los demás integrantes de esta “familia poco convencional” nos esperaban sentados.

- Evan, León ¿se puede saber en dónde se habían metido? Los estábamos esperando – expresó Alegra como lo haría una madre a sus hijos. Sin esfuerzo emergió en mi mente la imagen de nuestros cuerpos bajo las estrellas haciendo encender mi rostro. ¿Desde cuándo permitía que alguien que apenas conocía tuviera contacto físico conmigo? Pero con León era distinto, lo sentía como ese amigo que no te da lo que quieres sino lo que necesitas.

- Lo importante es que llegamos a tiempo, y deja de refunfuñar que pareces el gnomo gruñón de Blancanieves dijo León haciendo que las risas estallaran en la sala. Qué ocurrencia, Alegra el gnomo gruñón. Poco duró el jolgorio cuando Gab hizo señas para que el silencio se abriera paso.

Según lo que atisbé, la cena era un momento de encuentro. Comenzaba silenciosa denotando el cansancio de los comensales hasta que alguien rompía el hielo y se impregnaba de comunicación.

Mientras recogíamos la vajilla Gabriel comenzó a dar indicaciones:

- Mañana Evan, vamos a comenzar con el entrenamiento, y pronto tendremos que reestructurar los grupos y días de salvataje. Esta noche por ser miércoles salgo yo, mañana León y Alegra y el viernes Mercia y Evan. El fin de semana ya veremos. Y no me pidan cambios de pareja porque no los voy a conceder – al pronunciar la última frase dirigió su mirada a León y Alegra. Luego continuó:

- Espero que tengan dulces sueños, el viaje me dejó fatigada por lo que me voy a descansar -

- Okay chicos saquen esas caras melodramáticas que les saldrán arrugas. Gabriel tendrá motivos para ponerlos juntos, son grandes y es hora de que sepan comportarse. Además esto no es amiguismo ténganlo bien claro, es un trabajo – Aunque Mercia no hablaba mucho, y en general la encontraba distante, esta vez fue firme y no dejó pié para que nadie contraatacara. El clima estaba un tanto tenso por lo que me despedí de ellos sólo con un vaivén de mano.

La noche ya me había alcanzado y mi incomprensible sueño no se haría esperar. No terminé de cerrar los ojos que ya podía sentir el aroma a madreselva que me penetraba, induciendo al olfato a vibrar de frescura, las peculiares mariposas azules rozaban mi piel desnuda tan delicadamente que parecían ligeras caricias, y la calidez que se percibía era tan… ¿había dicho piel desnuda? No podía ser, ¿dónde se encontraba mi ropa? Con un rápido giro recorrí el perímetro, pero no había nada que pudiera usar para cubrirme.

Denoté que a lo lejos una molécula era estimulada y en respuesta a la energía que le sobraba, excitó a sus hermanas para que se convirtieran en ondas y viajaran rápidamente a mi oído. Las ondas fueron movimiento, y el movimiento se hizo impulso haciendo conciente la presencia del dulce nocturno. Sólo un segundo fue necesario para darme cuenta que si mis suposiciones eran correctas, no estaba sola, él estaba cerca. ¿Qué haría? Sólo con el hecho de imaginar que él me viera tan salvaje me ruborizaba. No lo podía permitir. Enfoqué nuevamente mis sentidos en la melodía, y mientras rogaba a Dios que no existiera viento que desviara las ondas de su camino, distinguí de dónde provenían, e inmediatamente me eché a correr en dirección contraria. Tal era la velocidad en la que me deslizaba que las flores bajo mis descalzos pies no se percataron de mi paso, y se mantuvieron tan erectas como estaban. Debía encontrar pronto un destino, no podía pasar toda la noche corriendo a ninguna parte, mi blanca piel delataba la ubicación al brillar de una manera descomunal cuando los rayos luminosos de la luna incidían sobre ella. Recordé la presencia de aquel viejo árbol en dónde lo había visto por primera vez, si seguía por la misma dirección indudablemente me toparía con él.

Al igual que lo hacen los vientos cálidos y fríos en la formación de un tornado, sentimientos contradictorios se arremolinaban en mi interior. Por un lado me avergonzaba mi atrevido cuerpo y por el otro adoraba cada segundo que pasaba sintiendo la forma en que la brisa rozaba mi desnudez haciéndome libre. El fin se acercaba, mi refugio estaba cerca. Rodee el árbol sentándome en una de sus gruesas raíces, esperando a que el silencio retornara a la noche, pero sin duda eso nunca llego, el nocturno se hizo más cercano. Nuestro encuentro era inevitable.

- Sé que estás ahí, ¿por qué te escondes? – dijo con incertidumbre.

- Ni se te ocurra voltear a verme, ¡cierra los ojos! – Si, estaba desesperada, ¿acaso estaría también él pasando por mi misma situación?, tenía que averiguarlo, pero el voyeurismo no era lo mío, por lo que continué:

- ¿Estás vestido? – Bueno fue una forma sutil de delatarme.

- ¿Asi que la princesita está en un mal sueño? Diría que en uno en donde la moda no está a su disposición sugirió mientras reía suavemente. Ya lo había adivinado, ¿sería que el pervertido me había visto? Mi concentración se vio interrumpida por la caída de una camisa a unos centímetros de donde me encontraba. Rápidamente la tomé, y metí los brazos en las mangas, rogando que fuese lo suficientemente larga como para que tape mis partes íntimas. Luego de verificar que todo estuviese en su lugar, y con un suspiro me reprendí por haber pensado en él como una persona arrogante y despreciable.

- Gracias – le dije mirándolo a los ojos y ruborizándome al mismo tiempo. Últimamente los delgados vasos sanguíneos de mi rostro estaban continuamente dilatados, tiñendo las mejillas de un sutil color rojizo.

La perplejidad sobrevivo en cuanto dirigí mi visión al perfecto torso desnudo del dueño de la camisa. ¡ohh mi Dios! ¿Qué me sucedía? Hasta las pequeñas cicatrices de su pecho me parecían excitantes.

- De nada, igual creo que te queda mucho más linda de lo que me quedaba a mí, podes conservarla – señaló mientras escaneaba lentamente mi cuerpo, al igual que lo hace un aparato de rayos x. Sin dudas estaba coqueteando y siendo sincera no estaba acostumbrada a situaciones como esta, por lo que no supe que responder y quedamos en silencio.

Con el mismo cuidado que tiene un cazador durante el primer contacto con su presa, sin desconectar nuestras miradas y a paso lento y agraciado fue acercándose a donde me encontraba. ¿Pero sería tocada por el mismo sombrío desenlace que depara a la presa? ¿o es el ingenuo animal el que se aproxima a su trampa? Indefectiblemente ese hombre me hacía desvariar. Cuanto más se acercaba, más se intensificaban mis sentidos. Esta noche a su aroma habitual se le habían sumado notas picantes que le daban fogosidad, supongo que era pimienta. Arrastró dulcemente sus delicados dedos en mi espeso y largo cabello, tratando de liberar las pequeñas hojas que se habían enmarañado en él. Sólo fue necesario el roce de su piel bajando por mis hombros, para que el corazón saltara y mis manos se cubrieran de sudor.

- Mi nombre es Abiel ¿y el de la princesa cuál es? – mmm Abiel, raro pero lindo.

- Soy Evannnnnnnnnnnn… - la oscuridad me arrancó de sus brazos, giraba en el triste vacío como las noches anteriores. Era incomprensible, el fin del sueño siempre llegaba cuando nos separábamos, pero hoy estábamos juntos, demasiado juntos.

- Evan ¿estás bien? Evan – preguntó Alegra con preocupación.

- ¿mmm? ¿qué pasa? – no entendía nada, ¿por qué me despertaba?

- ¿Tenías una pesadilla? Si te hubieras visto, estabas como nerviosa, toda sudada – dijo mirándome fijamente esperando una respuesta. Si supiera cual fue el verdadero motivo que me llevó a ese estado no estaría tan intranquila.

- Solo fue un extraño sueño -

- Entonces declaro ¡Noche para develar el significado de tu sueño! – definitivamente Al estaba loca, todavía no amanecía y sin embargo ella estaba radiante y entusiasmada. Y sin permitir que me negara continuó:

- Trata de acordarte objetos o situaciones. Aunque no lo veamos en forma integral quien dice que lleguemos a buen puerto –

- Ok, había un árbol y… yo estaba desnuda – Las dos comenzamos a reír. ¿Por qué pasaba eso en los sueños? Alguien te persigue, corres y permaneces en el mismo lugar, vuelas, y vaya a saber que otras formas tiene el inconciente de presentar los deseos disfrazados.

- La desnudes significa que la realidad te está sobrepasando, aunque también puede que estés viviendo una relación amorosa prohibida. Doy puntos a la primera opción, o ¿hay algo más que yo no sepa? ¿un chico tal vez? -

- Al, aunque la experta eres tú, no digas tonterías – pero a mi entender las dos podían ser correctas.

- Sobre el árbol no tengo ni idea, creo que me falté esa clase, ¿algo más? ¿Era de día o de noche? ¿Había estrellas, sol, luna? –

- No recuerdo bien, pero creo que era una noche con luna nueva comenté indecisa.

- Acá voy: la luna refleja que habrá cambios de todo tipo y muestra tu femineidad y el hecho de que sea nueva que debes empezar de nuevo. ¿Pero estabas sola o había alguien con vos? – Mierda ¿le revelaba que el ser más hermoso que había visto, me tenía en sus brazos cuando ella me despertó? No, eso era privado, además él es real.

- Estoy cansada mejor lo dejamos para otro día ¿Quieres? – expresé tapando mi boca con la mano para no hacer tan evidente el bostezo.

- Nos vemos luego Evan, dulces sueños –

Solo serán dulces si Abiel es parte de ellos.

3 comentarios:

  1. Oh por dios! oh por dios! oh por dios! estoy sudando.... jajaja como me lo dejas así? yo le hubiese pegado a Al por haberme despertado en el mejor momento, es el colmo. Soñando con un ser tan fogoso y guapo y de pronto te arrancan de sus brazos, noooooooo me muerooooooooooo.


    Excelente capítulo espero que no me hagas sufrir con el siguiente eh?

    Besos

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  2. olaaa!!!me encanta la istoria....sube mas..xfa!!!

    dioooos!!!...xk se tiene k despertar??..dios...

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  3. Qué bueno que les guste, me hace muy feliz que dejen sus comentarios, los tengo en cuenta. Nos seguimos escribiendo!

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